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Ser madre, una gran labor.









Cuando una mujer es madre, el día a día con sus problemas y situaciones va haciendo que se olvide el verdadero sentido de la palabra.

Todos los seres humanos adquirimos la fea costumbre de no valorar lo que tenemos hasta que no lo perdemos y pensar en esa fea virtud es lo que me hace llegar a esta reflexión.


Yo, adoró a mis hijas, me gusta cuidar de ellas, despertarlas y dejar que sus “buenos días, mamá” iluminen mi mañana.


Disfruto haciendo su desayuno, preparándoles su ropa, peinando sus largas melenas y saboreo esos momentos de conversación que tenemos camino al colegio, donde hablamos de nuestras cosas, de esas que solo nosotras tres entendemos y que nos hacen sentir especiales y unidas.



Soy consciente que si ellas me faltaran nada ya merecería la pena, porque a pesar de que como cualquier madre; reniego, me enfado, protesto por la sensación de no tener tiempo para mí y que la vida se pasa sin hacer nada. Me paró a pensar y me doy cuenta que ellas son con quien quiero invertir mis horas y que la vida no se pasa sin nada, se está pasando llena de sus abrazos, risas y miradas de devoción.


Porque un hijo es un trozo de nosotros mismos, es esa persona a la que queremos como a nadie y amamos incondicionalmente. Una manera de amar que descubres cuando eres madre. Y es que a  nadie se ama con la misma intensidad que se les ama a ellos. A los padres se les quiere, a los amigos también, a los hermanos, a tu pareja, pero nunca se les procesa el mismo amor que a un hijo.


Un hijo es la persona por la que de verdad nos sentimos orgullosos, la única  que no nos importa que nos supere, ante la que no aparentamos, con  ellos una es natural, genuina, es a ellos a quien perdonamos todo.  Un hijo es la única persona por la que darías tu vida sin siquiera cuestionarlo.


Los hijos duelen y mucho, porque todo lo que a ellos les pasa se proyecta en nosotros elevado a la máxima potencia. Es duro como madre aceptar que no podemos solucionarlo todo y que mucho menos podemos evitar su sufrimiento, duele darnos cuenta que la única manera con la que podemos ayudar es estando a su lado dándoles apoyo y comprensión.


Por eso estoy segura que estas líneas serán muy bien entendidas por las que han vivido la maravillosa experiencia de ser madres.


Y no hablo de parir, porque la vida me enseñó que el simple hecho de dar a luz un niño  no te convierte en madre. Ser madre es mucho más que eso. Es estar siempre preparada para ellos, dar lo mejor de nosotras mismas aunque sepamos que no somos perfectas y que nos equivocamos.


La primera vez que tuve a mi hija mayor en brazos, el pediatra me dijo algo que no olvidaré “No existe manual, las dos sois novatas en esto, juntas debéis aprender cómo se hace, ella te enseñara a ti y tú le enseñaras a ella”.


Y es cierto, juntas hemos aprendido y superado obstáculos, hemos llorado y reído. Las dos nos adaptamos a la llegada de su hermana y las tres aprendimos y seguimos aprendiendo día tras día.


En definitiva que nos pasamos la vida buscando hacer algo sorprendente y no nos damos cuenta que lo realmente extraordinario es educar a nuestros hijos, amarlos y vivir junto a ellos disfrutando de cada momento. Para que cuando llegue la noche, aunque te fallen las fuerzas, tengas ese cálido abrazo acompañado de un “te quiero, mamá” que te deja la sensación de que tan mal no lo debes estar haciendo.






Un hijo es nuestra mejor obra.

No me canso de dar las gracias a los que siempre tenéis la maravillosa costumbre de visitar la Buhardilla

Como siempre os dejo un pedacito de mi alma, deseando haceros reflexionar y llenando un poquito de vuestro tiempo. 

Ya sabes que me encanta recibir tus comentarios, y por ello te animo a hacerlo, no te de corte, sienta muy bien expresar tu opinión y yo estaré encantada de leerla. 

Nos vemos pronto mariposas. 

                                                     


Comentarios

  1. Toda la verdad!!! Es una suerte indescriptible, el poder compartir con tus hijas, los momentos más sencillos de la vida, como un desayuno, o el poder llevarlas al cole, tener su comida preparada cuando vuelven y te cuentan lo que han hecho; las madres que pueden tener estos momentos, tenéis un regalo de parte de vuestros hijos, el mejor, su tiempo!!! Me ha encantado la publicación, espero la próxima!!!

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