Llegados a este punto de la primavera, a unos días escasos
del verano. Bueno eso según el calendario porque si a temperatura nos
referimos, ya ni recuerdo desde cuando estamos en verano.
Pues como decía llegado a este punto me pregunto ¿está la
playa sobre-valorada?
Creo que existen dos frentes destacados, por un lado los que
piensan que por supuesto está más que sobre-valorada, para ellos supone un
esfuerzo innecesario el tener que ir hasta la playa para pasar calor, llenarse
de arena y aburrirse como ostras tumbados en la arena.
Si a todo esto le añades el luego tener que volver más
acalorado y con toda la arena pegada en el cuerpo, más las molestias de una
piel irritada por el sol, pues si la playa vista así es un tostón.
También existen para los que la playa es seudónimo de
chiringuito, y que la única arena que pisan es la que tiene el propio
chiringuito bajo sus mesas. Que oye; a nadie le amarga una cerveza o un tinto
de verano bien fresco, acompañado de sus pescaditos fritos o su ensalada rusa.
En el otro extremos están los que como una servidora, ama la
playa y el único inconveniente que le ve es el soportar a los que se creen Rafa
Nadal y se lían a jugar a las palas justo encima de tu toalla. (Sé que ahora
muchas estarán odiándome, pero bueno es mi opinión) y de todas maneras me
aguanto y me callo porque parece ser que se ha convertido en un deporte
nacional.
Pero como iba diciendo, a este grupo que adoramos la arena, no nos
molesta, al contrario nos gusta esa sensación de libertad que nos proporciona el
contacto con la palma de nuestros pies descalzos.
Y es que una vez allí tumbada, una se mimetiza, se relaja y
junto al sonido de las olas llega a alcanzar el nirvana, a no ser por la
pelotita que en ese momento aterriza en la tripa.
A mí me gusta la playa, de hecho creo que no podría vivir
lejos de ella, para mí no existen los inconvenientes, solo las ventajas.
Allí a orillas del mar, sintiendo la brisa en mi cara, mi
mente se despeja, mi yo interior se sintoniza en armonía con mi yo espiritual.
Por eso aunque conforme pasan los años el calor cada día me
molesta más, adoro esta época del año en la que tengo la oportunidad de llegar
a la orilla y sentirme parte del paisaje.
No quiero acabar esta entrada sin comentar que el sentido de
la vista también tiene su recompensa, porque aunque los bombones se derriten al
sol, alguno se atreve a pasear y exhibirse para deleite del personal.
Así que un año más disfrutaremos de esos momentos
inolvidables que se viven a la orilla de la mar.
Porque si algo bueno tiene la playa es que no importa ir
sola, con amigas, con un amigo, con pareja, en familia, en su arena cabemos
todos, si todos, hasta Ronaldo y sus toques de pelotas.
Y vosotras mariposas, ¿sois de las que piensan que la playa
esta supervalorada?
Sea como sea, me encantará saber tu opinión, incluso si eres de los que juegan a palas en la orilla.
Gracias por vuestra visita, no olvides comentar, ese
comentario me hace saber de ti y eso me alegra el corazón y mueve mis alas.
Yo adoro la playa. No me importa que la arena se me pegue por todas las partes,esa sensación que da la arena en los pies y el agua cuando paseas por la orilla es lo mejor.
ResponderEliminarMi problema es que la tengo lejos y no puedo disfrutar de ella siempre que quiero, por eso para mí para unas buenas vacaciones es necesaria la playa. Besos de mariposa.
Hace años que no piso una.... no es que no me guste, sino que me abraso... ese es mi gran problema. También tengo que decir que como no me gusta mojarme, ya que nado como un pez de plomo, pasó un calor insoportable, asi que yo soy de las que prefiere chiringuito (así me refresco por dentro), o mejor un buen sofá con el aire acondicionado a toda pastilla y una buena película en las que se vean esos cuerpos, pero sin pasar calor.....
ResponderEliminarHace años que no piso una.... no es que no me guste, sino que me abraso... ese es mi gran problema. También tengo que decir que como no me gusta mojarme, ya que nado como un pez de plomo, pasó un calor insoportable, asi que yo soy de las que prefiere chiringuito (así me refresco por dentro), o mejor un buen sofá con el aire acondicionado a toda pastilla y una buena película en las que se vean esos cuerpos, pero sin pasar calor.....
ResponderEliminarMe gusta la playa. Pero las más tranquilas, en donde no hay complejos, y no buscas los bikinis de temporada; ni se juzgan los kilos de más o menos, y en donde puede venir mi perra, jijiji. Ya sabes que la adoro!!!
ResponderEliminarHola guapa, si claro esas playas paradisíacas. Pero lo importante es el contacto con la naturaleza. Y que conste que seguro que tu perrita no molesta ni la mitad que otros especímenes. Un beso.
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