“El faro de las orcas”, adaptación al cine de la novela “Agustín
Corazón abierto”, de Roberto Bubas.
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| Película El Faro De Las Orcas |
El faro de las orcas es una de esas películas de las que no abundan,
pero que por el contrario te dejan un buen sabor de boca al traer tras de sí
un rayo de esperanza, una cálida brisa que refresca y nos plantean la
existencia de un mundo mejor.
Lo sé, suena a utopía, pero de verdad que esa es la
sensación con la que esta película nos deja.
"Una de esas historias conmovedoras y maravillosas que llegan a tocar el alma con la yema de los dedos".
De todos es sabido
que la actitud con la que uno enfrenta los problemas lo es todo, y eso es algo
que queda dicho y redicho en esta película. Eso y que el amor mueve montañas y
más el de una madre, porque de eso trata esta tierna historia donde podemos
encontrar como una madre de un niño con autismo, en grado severo, es capaz de
atravesar medio mundo para llegar hasta la Patagonia en busca de un hombre,
amargo y solitario, que junto a su armónica susurra a las orcas creando con
ellas un vínculo único.
Quiero centrarme en el papel, de la madre, protagonizado por
una excelente Maribel Verdú, que ejecuta a la perfección, ella se mete como nadie en el papel de esa madre que vive sumida en el padecimiento de ver como
su hijo no reacciona ante ningún estímulo.
Encoge el alma comprobar la naturalidad con la que lo trata, traspasando la pantalla su manera de asumir lo que le ha tocado vivir.
Encoge el alma comprobar la naturalidad con la que lo trata, traspasando la pantalla su manera de asumir lo que le ha tocado vivir.
El papel del niño, Tristán, es digno de mención, está
interpretado por Joaquín Rapalini Olivella , quien consigue mimetizarse de tal
manera con el personaje al que interpreta que logra que el espectador sienta su
aislamiento del mundo, así este consigue emocionarse cuando por fin cumple su sueño, acariciar a una orca.
El autismo consiste en un desorden neurológico que encierra a la persona en su propio mundo interior, dificultando o llegando a impedir el contacto con la realidad exterior, asociado también a rutinas y comportamientos obsesivos y repetitivos.
Un equilibrio que le brinda la naturaleza y al que su madre no duda ni un minuto en ofrecerle la oportunidad de conseguirlo.
Pero como ya dije esta película es un rayo de esperanza ante
una enfermedad, que no se cura, pero que cómo se está demostrando sí que se
puede mitigar.
La historia que en esta cinta se nos cuenta es una historia
real y su protagonista en la actualidad tiene 23 años y gracias a la tozudez de
su madre, a Beto y las orcas ha conseguido mejorar hasta llegar a tener novia,
jugar al fútbol y aunque no se ha curado, si al menos tiene una vida con la que
antes ni siquiera podía soñar.
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| Imagen de la película rodada en la Patagonia |
El personaje de Beto, interpretado por Joaquín Furriel, es
uno de esos personajes toscos, a los que con el paso de la historia y gracias a
su manera de actuar, acabas encontrando atractivo hasta el punto de empatizar
con él y entender el motivo de su vida solitaria como guardafauna.
"Beto un hombre cuya tragedia personal lo une a la compañía de las orcas que son quien lo mantiene unido al fondo del mar"
Un personaje al que en un primer momento le molesta la
presencia de esa mujer y ese niño que llegan sin avisar, pero cuya sensibilidad
acaba abriéndose paso y consiguiendo que haga suya la lucha por ese niño a
quien en el fondo llega a comprender y con el que crea un vínculo especial
gracias al amor por las orcas que los une.
El faro de las Orcas es la historia de tres personas destinadas
a salvarse mutuamente. Porque eso es lo que en realidad consiguen, encontrar
juntos un camino de esperanza y superación, al tiempo que arrastran traumas y
fracasos personales.
Por supuesto no quiero dejarme en el tintero los
maravillosos paisajes de la Patagonia, un paisaje de una virginidad innata con
una combinación excelente entre las imágenes de crueldad que nos muestran las
orcas cazando leones marinos y su tremenda ternura a la hora de relacionarse
con Beto. Animales de los que nos muestran su fuerza, belleza e inteligencia. Un
paisaje que habla por sí solo.
Desde luego una de esas películas que no son taquilleras,
que por desgracia pasan sin pena ni gloria, pero que consiguen no dejar
indiferentes al espectador que decide sentarse a descubrirla.
Una película que recomiendo a los lectores.
Una obra para saborear en cada fotograma, y sobre todo una historia
que nos puede ayudar a entender un poco más a todas esas personas que sufren el
autismo, ya sea en carne propia o en la de un familiar cercano.
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| Una película para saborear |
Chary Ca.
Este articulo lo escribí y fue publicado por la revista digital Mangata Magazine. Dentro de la sección "Vamos al cine".
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